Sin duda los resultados electorales de Reino Unido representan la pérdida de un estatus, de un estilo de gobierno que durante 14 años impuso el Partido Conservador con una fuerza inusitada y una herencia de decisiones que finalmente les pasaron factura en el acountability electoral.
El sistema político en este archipiélago europeo premia de una manera más generosa a quienes obtienen victorias con una proporción como la lograda por los laboristas. La dimisión como primer ministro de Rishi Sunak es la punta de un gigantesco iceberg que deberá llevar al replanteamiento y la reflexión de ese partido y de todo un sector político que hoy en Europa está reverdeciendo pero que en Gran Bretaña está recibiendo el cobro de una fuerte factura.
Los errores cometidos por el Partido Conservador han sido varios y trascienden los temas de imagen para ser el efecto directo de una opinión pública inconforme con temas como el descenso en la calidad de vida, el manejo del sistema de salud e incluso los vaivenes en el control de los temas migratorios, todo quizá en el marco del llamado Brexit (escisión movilizada y votada de no estar en la Comunidad Europea) y sus efectos escalonados. La salida de la Unión Europea, lejos de ser un mensaje de independencia y autonomía hoy se ha convertido en la criptonita para mejores las condiciones de vida según la percepción que reflejan varios estudios serios de opinión.
Es evidente que algunos de los partidos que lograron escaños en el parlamento aparte del Laborista realizaron una operación interesante desde la selección de candidatos, elección de la narrativa, búsqueda de imaginarios, y supieron cabalgar sobre la crónica de un descalabro anunciado. Habrá que verlos en acción pues desde el peso de sus propuestas solo la campaña adversa fue el caballo de batalla.
Ambos temas han generado ese efecto. El sistema electoral británico no es tan distributivo como en otros países latinoamericanos, donde rige el método De Hont para la elección en voto plurinominal. En Reino Unido pesan los partidos pero se premia mucho más en las diferentes ramas del poder, a los ganadores y más con una diferencia tan grande y significativa, pese a los 14 años que completaba en el poder el Partido Conservador que quedó relegado en los resultados como muy pocos lo esperaban.
El papel de la Corona Británica hoy es trascendental pues Sir Keir Stormer junto a los laboristas, supieron leer el momento luego de la muerte de la Reina Isabel, la llegada del Rey Carlos y matizar un poco su postura por un espectro de centro en materia política a la sazón de lo que viene ocurriendo en Francia o Alemania y han buscado ser críticos con la corona pero no perder la oportunidad de tener un juego abierto en el tablero que les permita construir acuerdos, más allá de las evidentes distancias de una población cada vez menos arraigada con la indignación aunque siga paso a paso los detalles de cada escándalo de los hijos de Carlos, su compañera Camila Parker o las esposas de sus hijos.
Esto se trata de la política y es claro que la realeza en los últimos años ha brillado más por sus ruidos y por la erogación de gastos que los británicos sienten que sale de sus bolsillos, pero la figura de la monarquía seguramente tendrá la puerta abierta en un acuerdo colectivo que va a proponer el nuevo primer ministro y su partido.
Si bien muchos comparan a Sir Keir Stormer con la llegada de Tony Blair en 1997, creo que los escenarios son muy distintos y la mesura debe caracterizar a unos laboristas que movieron su espectro mas al centro y hoy reciben una economía no tan boyante como la que recibió Blair, un panorama global complejo por el efecto Putín, la guerra y los temas en los cuales falló un Brexit que afecta un sistema en aras de ser recompuesto y que no se logra solo con palabras, sino con un gran esfuerzo colectivo entre los diversos sectores, sin exclusión de ningún tipo y menos con discriminación.
Una de las grandes lecciones que poco a poco deberá entender Europa occidental es que la migración requiere un manejo político con menos persecución y discriminación. En el fondo la política del Brexit es altamente proteccionista y es un reflejo de sectores que paulatinamente son menos hegemónicos y con un papel que hoy van equiparando sectores migrantes que llevan años en territorio británico. La ONU reveló hace poco que los migrantes son mas del 13% de la población de Gran Bretaña, donde vale la pena reflexionar si una política de fronteras abiertas o la extrema de persecución, representan los mejores caminos o hay que buscar una salida mas consecuente con la realidad que vive el planeta.