La Entr3vista
Melvin Peña:"Soy un hombre de 55 años que vive con la vitalidad y la curiosidad de un niño"
A la distancia, muchos lo consideran como una estrella, por su destacada trayectoria profesional, pero, en la proximidad, se comporta como si no lo fuera o como si no lo supiera. Melvin Peña, el conocido consultor dominicano en comunicación y marketing, nos dio la oportunidad de familiarizarnos con él en la distancia corta, conocer sobre él más allá de las ideas y las estrategias que desarrolla para las empresas.
¿Quién es Melvin Peña?
Soy un hombre de 55 años que vive con la vitalidad y la curiosidad de un niño. Tengo el “yo niño” a flor a piel, porque, literalmente, corro, salto, patino o nado casi todos los días. También juego mucho en el espacio de la ficción. Paso gran parte de mis días en el mundo de las abstracciones, la narrativa y las historias, como parte de mi vida de negocio y de ocio. Y todo eso me genera enormes satisfacciones.
En lo profesional, la gente me trata mucho como un experto en comunicación y marketing, pero yo me auto percibo como un estudiante permanente, con una curiosidad tan diversa que la vida no me dará para saciarla.
Sus orígenes
Parafraseando a Cervantes, en su famosa primera oración de El Quijote, te diría que nací “en un lugar de Las Matas de cuyo nombre no quiero acordarme”. Efectivamente, nací en Las Matas de Farfán, específicamente en un paraje rural llamado Las Mulas, cuyos caminos de acceso para llegar allá hoy día ya no existen. Viví los primeros años de mi vida en San Juan de la Maguana, la provincia cabecera de Las Matas, sin embargo, no tengo memoria de nada de eso, si acaso, quizás, alguna una estampa borrosa de esa etapa, pues vine a Santo Domingo a los cuatro años, y no fui de esos niños que se mantuvieron en su niñez y en su adolescencia pasando sus vacaciones o dando viajes al campo. Es decir, que me considero un capitaleño con todas las de la ley, como dice mi cédula de identidad y mi pasaporte.
Con visión de emprendedor desde niño
Aprendí a leer muy rápido, en mi primer año en Santo Domingo, y luego me convertí en un voraz aficionado a la lectura. Empecé leyendo historietas ilustradas en un formato que entonces llamaban “paquitos”. Ese hábito temprano me motivó y me conectó desde muy niño con el arte, porque no solo me despertó un interés en la lectura y la literatura, sino también en el dibujo y la pintura.
Todavía recuerdo la primera obra literaria, propiamente, que leí en mi niñez. Fue la novela de Julio Verne “La vuelta al mundo en 80 días”, en formato grande, ilustrado y con cubierta dura. Y todavía recuerdo la primera palabra que me deslumbró y que me hizo ir al diccionario. Fue “picaporte” y la encontré justamente en esa novela de aventuras.
En esos años existían “puestos de paquitos”, donde los aficionados podíamos comprar, rentar o intercambiar las historietas, pero yo leía tanto que ya no había puestos en mi barrio ni en mis cercanías que me ofrecieran paquitos nuevos.
Entonces, motivado por encontrar nuevas historias, empecé mi primer emprendimiento económico, que fue, justamente, un puesto de paquitos, que abastecía con “grandes compras” a importadores, según la escala de un niño, para vender, intercambiar y alquilar los paquitos, pero que en realidad no tenía ningún fin de lucro, sino acceder a nuevas historias.
¿Qué significado le das a la familia?
La familia es lo que te ancla, un centro importante y lo que te da raíces. Yo cultivo el amor por la familia, no solamente de forma espontánea, sino también de una forma deliberada, porque de lo contrario me arrobaría en mi mundo de ficciones y de aficiones. Sé que puede sonar muy robótico, pero programo mis encuentros semanales y mensuales con mi mamá y mis hermanos, para asegurarme que no voy a pasar mucho tiempo sin verlos.
¿A qué te dedicas?
Cuando me preguntan eso, contesto que “vivo del cuento”. Y la gente se ríe, porque cree que es un chiste, pero es verdad, como también es verdad que todos vivimos del cuento. Siempre hay un componente de ficción en todas las profesiones. El abogado, por ejemplo, crea ficciones a través de los procesos o los documentos legales. La “adopción”, por ejemplo, es una ficción, porque mediante un proceso legal un niño pasa a tener unos padres que no lo concibieron. Claro, las ficciones, para que sean verosímiles tienen que estar ancladas en la realidad.
Yo me dedico a vivir. Permanentemente estoy en la búsqueda y el descubrimiento de la felicidad, el bienestar y la completitud en todas las dimensiones importantes de la vida: en lo emocional, lo familiar, lo social, lo espiritual, lo físico, lo económico y lo intelectual. Digo en la búsqueda, porque la completitud es un aspiracional. Digo en el descubrimiento, porque hay muchas razones para ser felices, pero la felicidad también es una experta en esconderse. Hay que descubrirla cada mañana en situaciones y condiciones cotidianas que uno da por sentado. Dormir bien, por ejemplo, es una fuente de bienestar y felicidad.
“Creo que uno tiene que participar en el cambio de su realidad. Hay que ser un optimista, incluso contra toda evidencia.”
“Tengo una gran devoción por mi trabajo, podría decir que soy un evangélico en el trabajo.”
¿Cómo surge tu firma de consultoría Comunicaciones Integradas?
Hace 30 años, ejerciendo el periodismo, noté que las empresas enviaban notas de prensa que realmente eran anuncios camuflados. Vi la posibilidad de combinar el periodismo y el marketing para dotar de interés periodístico a los contenidos empresariales. Más tarde, en la comunicación bancaria, noté que los proveedores de publicidad o de relaciones públicas tenían visiones tubulares de la comunicación: los publicistas todo lo querían resolver con una campaña, mientras que los relacionistas todo lo querían resolver con una nota de prensa, cuando en realidad hay una variedad muy amplia de herramientas de comunicación y marketing. Cursé una maestría en mercadeo y fundé mi firma de consultoría. Así nació Comunicaciones Integradas, para ofrecer una visión 360 de la comunicación corporativa y de marketing, de forma proactiva y no solo a pedido. La propuesta fue innovadora entonces y sigue siendo un aspiracional hoy en día en la mayoría de las empresas.
¿Qué diferencia a tu empresa?
Creo que nuestra bandera es la creación de narrativas para las organizaciones y para los líderes o quienes quieren llegar a serlo. La narrativa no es una cosa simple, pero debe lucir simple y orgánica, y eso solo se logra cuando se ha hecho un trabajo profesional laborioso.
Estamos muy comprometidos con la educación en los temas de comunicación y marketing, tanto a través de los contenidos que publicamos como en los talleres privados que impartimos a solicitud de las organizaciones.
Personalmente, me gusta mucho trabajar en la producción y escenificación de contenidos de alto nivel, que van desde discursos, presentaciones, guiones y diversas formas de narrativas.
Como otras firmas de comunicación, asesoramos a clientes en situaciones de crisis de imagen, pero siempre trayendo al mercado local las soluciones más avanzadas de los mercados internacionales, donde seguramente se han enfrentado antes los desafíos que luego ocurren aquí.
No quisiera dejar de mencionar la ética y la profesionalidad como elementos de diferenciación, porque, lamentablemente, no es lo que prevalece en un ejercicio donde cualquiera se hace llamar “comunicador”.
¿Qué beneficios aporta la comunicación estratégica?
El mundo está complicado, inmerso en policrisis, riesgos y cambios tan constantes como nuevos. En ese panorama, las empresas están tan expuestas que la comunicación estratégica ha pasado a ser parte integral de la gestión de riesgos. Hoy día la comunicación estratégica es una forma si no de blindar la organización, por lo menos de proteger su reputación, un activo tan vital como frágil para sus operaciones.
La comunicación estratégica es lo que hace posible la visibilidad, el reconocimiento y el posicionamiento de una organización en la forma que esta desea, y, por supuesto, es un ente de generación de confianza, atributo sobre el cual se fundamentan todos los negocios y todas las relaciones.
¿Cómo logras esa combinación entre la economía y la comunicación?
En mi caso, se ha dado de manera orgánica, no como producto de una estrategia. Me inicié como periodista en el área económica, alcanzado muy rápidamente el puesto de editor, y de ahí me moví a la dirección de la comunicación corporativa en la industria bancaria. Más luego, en el ejercicio de la consultoría he trabado para unos 20 sectores de negocios diferentes, todos ellos principales y para las principales empresas de ellos.
Pienso que la comunicación, el periodismo y la economía van dan la mano. El economista se comunica para que no lo entiendan, por algo le llaman a la economía “la ciencia lúgubre”. Es el periodista el traductor natural de esos temas complejos y abstractos para hacer posible el entendimiento de las mayorías. Pero, además, es la labor del periodista explicar cómo afectan las grandes variables económicas a la vida cotidiana de las personas y a su vez como el comportamiento de las personas dan forma a la economía. La economía no tiene sentido, si no está centrada en la gente.
Experiencia como docente
La docencia es una de las cosas que me causa más satisfacción y que más me enseña. Durante el ejercicio profesional se va acumulando mucho conocimiento de forma asistemática, pero cuando tienes que compartirl ese conocimiento con terceros, tienes la necesidad de sistematizar, de profundizar y de articular ese conocimiento. Estás forzado a aprender para poder enseñar a otros. La docencia también ha sido una oportunidad de aprender de los alumnos y de construir relaciones profesionales y sociales genuinas.
Planes a futuro
Estoy escribiendo un libro sobre narrativas, principalmente para empresas, pero también útil para organizaciones públicas, privadas, oenegés y hasta para figuras públicas. También tengo otros libros comenzados, uno de ellos sobre cómo aplicar las estrategias de comunicación y marketing empresariales y políticas al personal branding.
“Pienso que es importante aprender a reconocer las cosas buenas de la vida, a no darlas por sentado, ni como individuos ni como colectivo.”
Reflexión de vida para los que desean cambiar el mundo
Creo que uno tiene que participar en el cambio de su realidad. Hay que ser un optimista, incluso contra toda evidencia, porque el optimismo suma y motoriza acciones, mientras que la otra opción, el pesimismo solo resta e inmoviliza.
Me siento muy comprometido con que el país sea un mejor país, no solo como un ciudadano altruista, sino, también, hasta por egoísmo, porque aquí es donde yo vivo. Decidí quedarme aquí, entonces no puedo tirar la toalla ni llevarme del pesimismo que suele arropar a los dominicanos. Es la razón por la que me integro a la vida económica, a la vida social y a la vida política, aunque no forme parte de ningún partido. Soy un devoto de la creación de nuevas realidades.
Pienso que es importante aprender a reconocer las cosas buenas de la vida, a no darlas por sentado, ni como individuos ni como colectivo. Cuando aprendemos a apreciar las cosas positivas en nuestras vidas, somos más felices, porque con gratitud se vive más feliz.
Los desafíos que ha enfrentado han hecho que su vida tenga un sentido de aventura y búsqueda.
Para alguien que siente una gran pasión y respeto por su trabajo, los resultados quedan evidenciados en la reputación que ha adquirido y en las relaciones de largo plazo que ha cultivado con sus clientes
Melvin Peña se considera un “evangélico del trabajo”. Pasa mucho tiempo laborando, no con pesar, sino con entusiasmo y placer, según nos cuenta. No establece fronteras entre su vida personal y profesional, sino más bien membranas porosas que les permiten disfrutar ambos aspectos de la vida.
“La comunicación es un puente para la generación de confianza”.
Melvin Peña: En un mundo inmerso en cambios y riesgos, la comunicación estratégica se vuelve esencial para proteger la reputación.
Perfil:
Tiene una experiencia de más de 25 años asesorando a reconocidas empresas del país, diseñando e implementando estrategias de comunicación, marketing, gestión de crisis de imagen y control de daños. Ofrece entrenamiento sobre cómo relacionarse y dirigirse a los medios de comunicación, a través de talleres de media training, comunicación de crisis, oratoria y presentaciones gerenciales de alto impacto.
Ha asesorado y entrenado a líderes, personal de instituciones públicas y privadas, y de organismos internacionales. Es escritor, conferencista y docente, orientado a la creatividad, a la innovación, a los grandes debates y tendencias globales de la economía, la política y la cultura.
“Tengo una gran pasión y devoción por mi trabajo, podría decir que soy un evangélico en el trabajo y siempre estoy en el tema de la comunicación”.
Preferencias de Melvin:
Color favorito: Azul.
Comida favorita: Comida peruana y española
Una película: El Padrino
Un libro: “Sapiens: de animales a dioses”, de Yuval Noah Harari
Una canción: Daniela, de Pedro Guerra
Una ciudad: Barcelona
Un amigo: Carlos Alberto Lora
Mejor compañía: Un libro
Un trago: Vino tinto