No hay duda de que la República Dominicana es una de las mayores historias de éxito de nuestros tiempos. Durante las últimas décadas, el país ha emergido como una de las economías de mayor crecimiento en el mundo. Esta transformación, que ha llevado a la República Dominicana de una economía predominantemente agrícola a una enfocada en servicios como telecomunicaciones, turismo y logística, representa un avance significativo hacia un esquema de servicios y manufactura especializada. La resiliencia demostrada por la economía dominicana frente a las tendencias internacionales es notable, pero para continuar este camino de crecimiento y consolidarse como un hub económico internacional, el país necesita enfocarse en la innovación como un elemento esencial para continuar siendo competitivos.
La innovación es el motor del desarrollo económico. En un mundo donde la tecnología avanza a pasos agigantados, la capacidad de un país para adaptarse e integrar estas innovaciones en su economía determina su competitividad y su posición en el mercado global. La República Dominicana no es una excepción. Sin embargo, durante los últimos años, a pesar de un crecimiento económico excepcional, la inversión en innovación y desarrollo se ha mantenido a niveles preocupantes.
Según el Índice Global de Innovación (IGI) del 2023, la República Dominicana obtuvo una puntuación de 22.4 de un posible 100, y la posición 94 entre los 132 países evaluados. En dicho estudio, el país mostro un desempeño por debajo de lo esperado para ser un país de ingreso medio alto, siendo el promedio 28.50 para este nivel de ingreso. A la vez, en cuanto al nivel regional, el país se encuentra por debajo del promedio de América Latina, 24.79.
Entre los hallazgos más relevantes, podemos destacar el indicador de capital humano y la investigación, cuales indican que el país se encuentra en niveles muy por debajo de la media regional. En los últimos 10 años, el país ha tenido una lente mejoría, y a pesar de que se ha incrementado de manera importante la inversión pública en educación a un 4% del PIB, no se percibe una mejoría cualitativa.
De igual forma, la República Dominicana presenta indicadores de sofisticación de negocios muy bajos. Según las cifras, el país presenta una baja de capital humano avanzado y empleo intensivo en conocimiento, así como bajos niveles de inversión privada en actividades de Innovación y Desarrollo (I+D) y ejecución de proyectos de I+D en empresas.
Sin embargo, existen tendencias positivas que indican que el país continúa avanzando de manera loable. En el propio IGI 2023, el país presenta leves mejoras, escalando cuatro posiciones en el IGI, ubicándose en la posición 89 en el subíndice de Aportaciones a la Innovación. En 2020, el país ocupaba el lugar 94; en 2021, subió al puesto 93; en 2022, al 90; y para 2023, alcanzó la posición 89.
También, el país se encuentra por encima de la media regional en los indicadores de instituciones e infraestructura. El primero de estos se explica, primordialmente, por las facilidades (regulaciones y políticas) que existen en el país que permiten a las personas realizar negocios. El segundo pilar referido, dadas las mejores en su Infraestructura General e Información de la Tecnología y la Comunicación.
En 2021, el Gobierno Central tomó el importante paso de crear el Gabinete de Innovación de la Presidencia de la República mediante el Decreto No. 464-21, como espacio de colaboración interinstitucional con el fin de unificar criterios en torno a la innovación y con el mandato expreso de albergar la Política Nacional de Innovación de cara al 2030. A la vez, el país lanzó su novedosa Política Nacional de Innovación 2030: “Por una República Dominicana a Prueba de Futuro”, la cual ofrece una descripción de los proyectos para la formación del talento humano, la gobernanza efectiva y la inversión en innovación.
Hoy, ante un mundo globalizado y cambiante, debemos ver los indicios sobre el futuro de la economía global y adaptarnos rápidamente a las nuevas dinámicas y exigencias del mercado. La República Dominicana tiene la oportunidad de capitalizar sus fortalezas y abordar sus debilidades a través de la inversión en innovación.
Licenciado en Derecho de la Universidad Iberoamericana (UNIBE), con Especialidad en Diplomacia Comercial del Instituto para Formación Diplomática y Consular “Dr. Eduardo Latorre” y Maestría en Derecho de Transacciones de Negocios de IOMG. En la actualidad, funge como Socio y Director de Relaciones Gubernamentales y Corporativas en Pou & Velázquez, Abogados, así como Presidente de la Eurocámara de Comercio de la República Dominicana y Vicepresidente Ejecutivo de la Cámara de Comercio, Industria y Turismo Dominico-Belga (BelChamRD), entre otras funciones en el sector privado.