En la confianza está el peligro

La sabiduría popular por lo general no se equivoca y siempre se ha sabido que en la confianza está el peligro, porque cuando crees en alguien bajas todas las precauciones y no sabes ver entre líneas todas las banderas rojas que te advierten de sus bajezas.

“Cuidaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces”. Mateo 7-15.

La biblia lo enfatiza muy bien, estos lobos feroces se venden como mansos corderos y tienen la astucia de embaucar a quienes les rodean, pero sus únicas intenciones son dispersar el mal y dañar a los más vulnerables, los niños, niñas y adolescentes.

​Como sociedad hay que abrir los ojos y cuidar el bien más preciado, quienes no deben ser confiarlos a nadie, no importa si es un líder religioso, familiar, profesor, entrenador, etc. Por lo general se les habla que deben cuidarse de los extraños, obviando que se puede tener en el ambiente familiar o de amistad al cazador esperando por su presa y esa confianza ciega hace poner en peligro a los pequeños.

Es fundamental educar a los más jóvenes sobre la importancia de no dejar que nadie les toque o les incite a hacer algo incorrecto, que sepan detectar cuando no se sienten seguros y tener la suficiente confianza de contarle a sus padres o algún adulto.

Ofrecerles ese espacio en donde sepan que siempre se les va a creer y que jamás serán los culpables de nada que les pase.

Observar los cambios de personalidad, si un pequeño es muy alegre y abruptamente se nota triste, desganado, violento o todo lo contrario a como siempre fue, es un claro síntoma de que algo no anda bien y es bueno hablar e investigar que está pasando.

No se puede ser cómplice de los pederastas, ocultando los casos por vergüenza o porque sea un miembro de respeto, a estos desalmados hay que denunciarlos y que caiga sobre ellos todo el peso de la ley para que así no puedan seguir haciendo más daño.

Recuerda, los niños deben vivir una vida sana, segura y feliz, son quienes nos recuerdan que la vida es bella y buena.

Hasta la próxima. ¡Un abrazo!