Este huracán a generando preocupación por la rapidez en su formación y por alcanzar la mayor potencia que puede tener un ciclón (la categoría cinco) en una etapa tan temprana en la temporada de estos fenómenos del Atlántico, algo que es visto como un “alarmante precedente”.
El lunes por la noche alcanzó la categoría cinco (la máxima en la escala Saffir-Simpson, que mide los ciclones por sus vientos), y bajó a cuatro ayer por la tarde, según el Centro Nacional de Huracanes (NHC, en inglés).
Al menos tres personas murieron ayer en Granada, que se suman a otra víctima registrada el lunes en San Vicente y las Granadinas.
El primer ministro de Granada, Dickon Mitchell, dijo que “posiblemente más” personas han perdido la vida en esta isla y la vecina Carriacou.
Mitchell dijo que hace esfuerzos para conseguir un helicóptero para visitar Carriacou, dado que el mar sigue muy agitado y los barcos de la Guardia Costera probablemente no puedan llegar. El ciclón ha dejado destrucción significativa de edificios, carreteras y embarcaciones en varios países de la Comunidad del Caribe (Caricom), que suspendió su reunión anual y convocó a una junta virtual para evaluar daños y diseñar una respuesta colectiva.
Venezuela reportó dos muertos, cinco desaparecidos y más de 600 viviendas afectadas en el estado Sucre (noreste), a causa del desbordamiento del río Manzanares.