El nuevo Tribunal Constitucional

En el día de ayer el Consejo Nacional de la Magistratura completo la trascendental tarea de elegir a quienes van a sustituir a 5 magistrados del Tribunal Constitucional, los últimos 5 de la matrícula original, el presidente, Milton Ray Guevara, a quien ya he dedicado en este espacio sendos artículos que se quedan cortos ante su brillante legado, Rafael Díaz Filpo, Lino Vásquez Samuel, Justo Pedro Castellanos Khoury y Víctor Joaquín Castellanos Pizano.

Los nuevos jueces serán, a partir del 28 de diciembre de 2023, Napoleón Estévez Lavandier, presidente, Fidias Aristy, Amaury Reyes, Sonia Díaz Inoa y Army Ferreira, además se designó a los magistrados Miguel Valera Montero como primer sustituto del presidente y Eunisis Vásquez Acosta como segunda sustituta.

No nos pondremos a hablar de quien sustituye a quien, de lo difícil que puede ser llenar los zapatos, salvo los despachos que ahora ocuparán los magistrados electos que, hasta que termine la construcción de la Sagrada Familia, que diga la construcción del nuevo edificio del Tribunal Constitucional, serán los mismos que los salientes, cada magistrado llegará con una toga roja nueva, a la que deberá ajustar el ruedo para dejar su propio legado.

Pasamos a analizar la nueva composición del Tribunal Constitucional, desde la humilde óptica de quien escribe estas líneas, en primer lugar el magistrado Napoleón Estévez Lavandier, no es osado decir que absolutamente ningún abogado que ejerza derecho civil puede prescindir en su biblioteca de los libros de este jurista, un abogado de ejercicio intenso, académico de muchos años y que en su último tramo aportó desde la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia, con muchas decisiones relevantes y una gran ética de trabajo, atribuible a toda la composición de dicha sala.

Continuamos con el magistrado Amaury Reyes-Torres, de quien más puedo hablar por el tiempo conociéndole y por la calidad humana que le acompaña, al iniciar mis estudios de derecho ya Amaury era profesor en UNIBE, no fui su estudiante en grado para envidia personal pues el profesor Reyes-Torres colocaba preguntas bono inspiradas en Harry Potter. Sin haber sido mi profesor siempre estuvo presto a ayudar en cualquier investigación y a proporcionar material de cualquier tema que se le consultara.

Posteriormente coincidí con el magistrado Reyes-Torres cuando ambos fuimos letrados del Tribunal Constitucional, indudablemente este aportará un conocimiento interno de gran valía, pues retorna a una casa que conoce y con un sistema jurisdiccional y administrativo que maneja muy bien. En la maestría de Derecho Constitucional y Procedimiento Constitucional de la PUCMM, fue mi maestro de Interpretación Constitucional, todos los que hemos recibido docencia de Amaury vamos a destacar su brillante preparación, su conocimiento general del derecho y su profundidad, amén de que al llegar a las aulas lo encontraramos escribiendo en la pizarra alguna profunda fórmula jurídica al más alto estilo de A beautyful mind.

Allí contamos con un magistrado de una preparación muy singular que, indudablemente, dejará su impronta, esperamos no perderlo en la academia y que sus aportes se multipliquen, extiendo por aquí mis felicitaciones a él y mi agradecimiento pues fue mi asesor en el trabajo de investigación de maestría que en los próximos días será publicado, valga la cuña para invitarles a conocer la visión de la igualdad desde la óptica constitucional.

La magistrada Army Ferreira, quien hasta hoy formaba parte del Ministerio Público, donde tiene dos décadas de trayectoria, académica de gran preparación y que aportará conocimientos y visiones necesarias en la Alta Corte, le conocí hace unos años al compartir la evaluación como jurados de una tesis referente a las actas de compromiso en la conciliación penal, desde donde pude apreciar su acuciosidad y profundidad jurídica.

A los magistrados Fidias Aristy y Sonia Díaz Inoa no les conozco personalmente, pero al igual que a los demás les auguro el mejor de los éxitos, al llegar a esta instancia y ante el reto que significa mantener la ruta del transbordador espacial, preservando la identidad y el respeto nacional e internacional de esa Alta Corte, pues a fin de cuentas, el éxito de los nuevos magistrados y del Tribunal Constitucional, es un éxito para todos los dominicanos.