Al coche eléctrico se lo valora y pondera como el futuro de la movilidad sostenible. Sin embargo, el vehículo eléctrico no es ninguna novedad. De hecho, tiene más de 140 años. Cuando el motor a combustión se popularizó decayó su uso. Esta es la breve historia de los coches eléctricos.
El siglo XIX es sinónimo de revolución industrial. Fue el momento del nacimiento y desarrollo de las más diversas tecnologías. Como la máquina de vapor, el motor de combustión interna y la ‘mágica’ electricidad. Los ingenieros aplicaron dichas técnicas a un vehículo de motor, con la idea de reemplazar al coche de caballos. Porque sus excrementos se habían convertido en un verdadero problema de salud pública.
El primer motor eléctrico fue construido en 1831 por Joseph Henry, un matemático estadounidense. No fue hasta 1854 que se inventó una batería compuesta de plomo y ácido sulfúrico, que fuese recargable y lo suficientemente liviana para ser transportada. Gaston Planté en 1865 y Camille Faure en 1881 mejoraron el sistema con vistas a darle un uso comercial a los coches eléctricos.
Triciclos, automixtos y taxis
Gustave Trouvé, un ingeniero eléctrico afincado en París, presentó lo que se puede calificar como el primer triciclo eléctrico en la Exposición Internacional de Electricidad de 1881. En Inglaterra estaban surgiendo proyectos similares. Tres años más tarde, el estadounidense Thomas Parker construyó el primer coche eléctrico de cuatro ruedas.
En 1897, el Ayuntamiento de Nueva York estaba equipado con taxis eléctricos. Las marcas en auge de esas épocas eran: Baker Electric, Detroit Electric, Rauch & Lang y Studebaker Electric. El uso de coches eléctricos era esencialmente urbano y local. Pero la extensión del país no ayudaba mucho. Fuera de la aglomeración poblacional de las ciudades, casi no hay carreteras transitables.
Henri Pieper era un brillante inventor belga y desde la década de 1890, en paralelo a su profesión de relojero, intentaba construir un automóvil práctico y de alto rendimiento. En diciembre de 1905 presentó su Auto-Mixte en el Grand Palais de París. Era un coche con un motor de gasolina accionado por un generador. Día Mundial del Vehículo Eléctrico 2022.
La fábrica de Herstal, que ya producía todo tipo de electrodomésticos, ensambló el Auto-Mixte hasta 1912. Construyó principalmente vehículos pesados: camiones de reparto, vehículos de bomberos. Y autobuses urbanos, especialmente para la ciudad de Londres. La empresa no sobrevivió a la guerra de 1914.
Contaminación a la vista – Día Mundial del Vehículo Eléctrico 2022
El lanzamiento del Ford T a gasolina en 1908, el primer automóvil producido en masa del mundo, fue decisivo. Constituyó el comienzo del fin de la competencia eléctrica. A ello se le sumó el hecho de que se descubrieran enormes reservas de petróleo en Texas. Lo que hizo que el precio del combustible fuera mucho más ventajoso que el del kilovatio.
En Estados Unidos, la distribución de la producción de automóviles que funcionaban con vapor, electricidad y petróleo fue prácticamente igualitaria hasta 1910. La de los coches eléctricos alcanzó su punto máximo en 1912. Y desde ese momento decayó con rapidez. Día Mundial del Vehículo Eléctrico 2022.
El coche de gasolina era muy ruidoso, echaba humo contaminante, vibraba y perdía aceite. El coche eléctrico era silencioso, inodoro y limpio. Pero apenas tenía una autonomía de 50 km. Y hacían falta horas para una recarga completa de sus enormes baterías. La contrapartida era que en 1912 ya se podía comprar gasolina en cualquier lado. Primero se vendía en farmacias. Aunque las gasolineras no tardaron en proliferar. Día Mundial del Vehículo Eléctrico 2023.
Esa fue la tumba del coche eléctrico. El mismo que a día de hoy se está tratando de resucitar. Y que empresas que contribuyeron a su ruina, hoy nos lo venden como la panacea medioambiental. Seguramente si hubiéramos seguido empleándolo, no se hubiera detenido su desarrollo, que lleva más de 100 años de retraso. Por culpa de la industria automotriz y la petrolera. Además, muchos se preguntan si ¿los coches eléctricos son realmente ecológicos?