Las voces de la opinión pública, los medios de comunicación y las diferentes plataformas digitales han externado un retundo rechazo a la situación que involucra a menores de edad vistos alterando el orden público y cometiendo delitos, especialmente luego del video viral que capta parte de lo ocurrido cuando el pasado 9 de enero un menor lanzó piedras a los escaparates de una plaza comercial del Distrito Nacional y supuestamente fuegolpeado por uno de los agentes de seguridad del lugar al que también habría lanzado piedras.
Las imágenes muestran a un adolescente tirado en la acera del centro pidiendo auxilio, mientras la gente alrededor grababa las imágenes de angustia con sus celulares.
Fueron momentos de mucha tensión, en los que conductores ytranseúntes mostraban asombro no solo por el hecho acontecido, sino también por otros adolescentes que durante este incidente lanzaban piedras a los vehículos que transitaban la mañana del martes en las avenidas Abraham Lincoln, con John F. Kennedy.
Lo más lamentable es que lo que le sucedió a ese adolescente es una situación recurrente en la que se ven involucrados menores en las vías de Santo Domingo. Según explica el Consejo Nacional de la Niñez (CONANI) en un comunicado, el joven ya fue intervenido por un equipo multidisciplinario en julio del 2022, cuando se realizó una jornada de protección en la periferia del mismo centro comercial.
La pregunta es ¿cómo es posible que un muchacho asistido porel Conani, beneficiado con ayuda psicológica, física, y ubicado en un «hogar de paso», esté vagando nuevamente en las calles?,¿fue poco efectiva la asistencia del organismo rector del Sistema Nacional de Protección de los Derechos de la Niñez y la Adolescencia?
Este caso abre múltiples interrogantes, pues muestra una situación a la que hay que dar respuesta y es necesario que,como sociedad, encontremos alternativas más adecuadas.
La realidad que viven los denominados «niños de calle» es cruda. Se asegura que la niñez desvalida dominicana que vemospor todo el país todavía (en pleno siglo XXI), no encuentra loindispensable para crecer y desarrollarse con dignidad, a pesar de los esfuerzos que realizan sectores públicos para enfrentar el problema.
Es una pobre niñez que «no tiene quién le escriba», como el coronel inmortalizado por el nobel de Literatura 1982, Gabriel García Márquez, en uno de sus más exitosos libros, El coronel no tiene quién le escriba.
Los «niños en condición de calle» viven sometidos a todo tipo de maltrato, abuso sexual, desnutrición, enfermedad, explotación y consumo de drogas. Son invisibles para la sociedad, de por lo que su referente de identidad es el grupo de menores al que pertenecen. La calle se constituye en su hogar, según lo señalado por el antropólogo social Bernardo Matías, quien compartió su análisis con sus lectores en el periódico digital Acento.
Los esfuerzos de las autoridades oficiales son reconocidos, pero urge crear o fortalecer programas que den al traste con la inequidad social, beneficiando fundamentalmente a los infantes más desposeídos.
Se requiere un mayor esfuerzo de las entidades públicas y privadas que trabajan con este sector social. Se necesita diseñar programas prácticos y de incidencia pública cimentados en el amor, en la solidaridad y en la entrega de adultos comprometidos con el desarrollo presente y con la construcción de un mejor futuro para la infancia.
Se requiere que el sector público y las entidades sociales se fortalezcan y unan voluntades; que el Gobierno incremente las partidas presupuestarias para que se pueda, de manera firme y decidida, llegar a la raíz de este problema social y restaurar el respeto a la dignidad humana de estos menores, aún en desarrollo, de modo que se conviertan en hombres y mujeres de bien.
En resumidas cuentas, para proteger a los niños en situación de calle es imprescindible contar con políticas y servicios socialesefectivos, así como con el fortalecimiento institucional del Sistema de Protección de los Derechos de los Niños y Niñas, especialmente en lo que respecta a la articulacióninterinstitucional de actuaciones dirigidas a la prevención de este grupo social.
Licenciado en Ciencias de la Comunicación Social Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Y de Teología Universidad Nacional Evangélica (UNEV).
Máster en Gerencia de la Comunicación Corporativa en la Universidad APEC.
Máster en Arte y Estudios Teológicos de Miami International Seminary (MINTS).
Coordinador para Rep. Dom. Programa Educativo: “Seminario Teológico Dominicano” (Fundación).