Las elecciones primarias del Partido Revolucionario Moderno (PRM) celebradas el pasado domingo 1ero de octubre, han dejado una huella imborrable en la historia política de la República Dominicana. Contra todo pronóstico de la oposición y hasta de sus propias expectativas, el PRM logró una hazaña sin precedentes al superar el millón de votos.
Este resultado es un claro reflejo de la fortaleza del PRM y de su liderazgo en la República Dominicana. El presidente Luis Abinader, quien ganó abrumadoramente con el 90% de los votos en las primarias, demostró su gran popularidad y liderazgo dentro del PRM. Ningún precandidato en la historia política dominicana había alcanzado la cifra mágica del millón de votos en unas primarias cerradas. En 2019, Abinader obtuvo el 74% de los votos, lo que equivalía a 283,393 votos. Esta vez, no solo superó esa cifra, sino que la triplicó de manera impresionante.
Un aspecto destacable de estas primarias fue la participación del precandidato Guido Gómez Mazara, quien logró un respetable 5-6% de los votos. Esto lo posiciona como una voz importante dentro del PRM y demuestra que su mensaje resonó entre una parte significativa de la base del partido. Y no es para menos en la historia política con un pasado reciente, que reconocer la victoria del otro de manera democrática es un acto de madurez política que merece elogios. Sin embargo, también hubo algunos aspectos negativos que deben ser tomados en cuenta. La derrota de Manuel Jiménez, alcalde de Santo Domingo Este, en cuarto lugar, fue una sorpresa para muchos. Jiménez era considerado uno de los favoritos para ganar la primaria, pero recibió sólo el 2.05% de los votos. Esta derrota puede ser un reflejo de la insatisfacción de los votantes con el desempeño de Jiménez como alcalde.
Es justo reconocer el papel de la Junta Central Electoral (JCE) y del PRM por la organización y transparencia del proceso electoral. A pesar de la alta participación de más de un millón de personas, se registraron pocas irregularidades y denuncias de mal uso de recursos del Estado. Este éxito en la realización de las primarias es un hito en el fortalecimiento de la democracia dominicana.
En la historia política dominicana, solo dos partidos políticos han logrado superar el millón de votos en primarias: el Partido Revolucionario Moderno (PRM) en 2023, con primarias cerradas (solo los inscritos en el partido), y el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) en 2015, con primarias semi-abiertas (donde los que no estaban inscritos en partidos podían votar).
Ahora bien, en términos del impacto interno en el PRM, la victoria de Abinader consolida su liderazgo en el partido. Abinader es ahora el candidato presidencial indiscutible del PRM, y tendrá un mayor control sobre el partido, esto es un desafío. Dada la ascendencia histórica del partido.
Sin duda, es interesante analizar el liderazgo de Luis Abinader en el PRM y compararlo con figuras históricas como Joaquín Balaguer en el PRSC y Leonel Fernández en el PLD. Estas comparaciones pueden arrojar luces sobre cómo Abinader podría manejar su liderazgo y las lecciones que puede aprender de casos pasados.
Balaguer fue una figura emblemática en la política dominicana que lideró el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) durante décadas. Su liderazgo se caracterizó por un control firme y una jerarquía centralizada en el partido. Balaguer mantuvo una influencia significativa en el PRSC incluso después de dejar la presidencia, lo que generó divisiones dentro del partido. La falta de renovación y la dependencia del líder único contribuyeron a la decadencia del PRSC una vez que Balaguer ya no estaba activo. Abinader podría tomar la lección de que un liderazgo basado en una sola figura puede generar problemas a largo plazo si no se fomenta la diversidad y la renovación en el partido.
A diferencia de Balaguer, tenemos el caso de Leonel Fernández quien permitió una mayor apertura en su partido y la promoción de liderazgos internos. Esto contribuyó a que el PLD se mantuviera fuerte durante su liderazgo y después de su partida. Sin embargo, las divisiones internas en el PLD se hicieron evidentes durante su mandato y en las elecciones de 2020. Abinader podría aprender que, si bien la inclusión y la apertura son importantes, también es fundamental gestionar las tensiones internas y mantener un equilibrio entre la unidad del partido y el respeto por la diversidad de opiniones. Continuando en el contexto del PLD, Danilo Medina sucedió a Leonel Fernández en la presidencia y enfrentó desafíos para consolidar su liderazgo. La rivalidad entre Medina y Fernández dividió al partido y llevó a la salida de Fernández del PLD. Abinader podría considerar cómo Danilo Medina manejó esta transición, enfocándose en la necesidad de unificar al partido y asegurar que las diferencias internas no afecten su capacidad para ganar elecciones.
Una de las cuestiones clave que se plantean es cómo Abinader manejará su liderazgo dentro del partido. La consolidación de su poder podría llevar a una mayor centralización y marginación de otros liderazgos internos, lo que, a su vez, podría generar divisiones dentro del PRM. Este escenario podría resultar en una disminución de la capacidad del partido para ganar las elecciones generales, ya que la unidad y la diversidad de voces suelen ser fortalezas en la política.
Por otro lado, si Abinader opta por unificar al partido y otorgar mayor protagonismo a los liderazgos internos, podría contribuir a fortalecer la cohesión del PRM. La popularidad de Abinader podría ser una fuerza motriz para atraer a distintos sectores del partido y trabajar en conjunto hacia un objetivo común.
Teniendo en cuenta estas comparaciones, Abinader podría buscar un equilibrio entre mantener su liderazgo firme en el PRM y fomentar la inclusión de liderazgos internos. La consolidación de su poder no debe llevar a la exclusión de voces dentro del partido, y debe gestionar las tensiones internas de manera efectiva para evitar divisiones perjudiciales. El éxito del PRM en el futuro dependerá en gran medida de cómo Abinader aborde estos desafíos y aprenda de la historia política dominicana.
Por supuesto, no hay fórmulas mágicas. Pero hay lecciones aprendidas en la historia política dominicana.
Actualmente es Coordinador de la Secretaría General Legislativa del Senado de la República Dominicana.
Especializado en Finanzas Corporativas por la Universidad de Columbia y del Programa de Políticas Públicas del Harvard Kennedy School.
Cuenta con una trayectoria de más de cinco años de experiencia, trabajando en el área de relaciones gubernamentales y el mercado de valores.
Asesor de reconocidas empresas internacionales en la toma de decisiones comerciales estratégicas en la República Dominicana y cumplimiento regulatorio.
Egresado de la iniciativa Global Clinton para universitarios.
Miembro de la Asociación Dominicana de las Naciones Unidas y del Panel Asesor de Jóvenes del Fondo de Población para las Naciones.