Las tierras raras dominicanas: del bajo perfil al radar geopolítico

Imaginen que están en un juego de Monopoly geopolítico y, de repente, la casilla que era “Campo Minado” se convierte en “Tierras Raras Premium”. Así más o menos le está pasando a la República Dominicana en el escenario internacional: pasamos de ser un paraíso caribeño con playas de ensueño a estar en el centro del interés estratégico global… gracias a lo que hay debajo de la tierra.

Sí, señoras y señores, estamos hablando de tierras raras, ese grupo de minerales con nombres que suenan a hechizos de Harry Potter, pero que son esenciales para que funcionen desde los celulares hasta los satélites. Lo que para muchos era un dato técnico de geología, hoy representa una pieza clave en la economía global del conocimiento y la transición energética.

Un recurso estratégico en un momento clave

En un mundo donde los vehículos eléctricos, las energías limpias y la tecnología de punta ya no son aspiraciones, sino realidades en expansión, contar con minerales estratégicos nos coloca en una posición de relevancia creciente. La República Dominicana posee reservas significativas de estos elementos, y no ha pasado desapercibida.

Recientemente, altos funcionarios de países aliados han mostrado su interés en establecer mecanismos de cooperación que aseguren un uso eficiente y sostenible de estos recursos, bajo principios de confianza, legalidad y beneficio mutuo.

Un liderazgo que ha sabido anticiparse

Este escenario no nos tomó por sorpresa. Bajo la dirección del presidente Luis Abinader, la República Dominicana ha demostrado una postura firme, clara y coherente sobre cómo debe abordarse la gestión de nuestros recursos naturales. El enfoque ha sido equilibrado: apertura a la cooperación, pero con defensa inquebrantable de nuestra soberanía.

El canciller Roberto Álvarez ha reiterado en múltiples escenarios internacionales que el desarrollo sostenible es una prioridad nacional, y ha destacado la importancia de fortalecer alianzas estratégicas que respeten el interés dominicano. Desde la Cancillería, se ha promovido una política exterior moderna, ambientalmente responsable y alineada con los principios del multilateralismo constructivo.

La diplomacia como herramienta de desarrollo

Este momento nos recuerda que la diplomacia no es solo para gestionar crisis, sino también para abrir caminos hacia el desarrollo. En lugar de ver las tierras raras como un simple activo geológico, debemos entenderlas como una puerta hacia:

  • Nuevas alianzas económicas y tecnológicas.
  • Inversiones sostenibles con transferencia de conocimiento.
  • Fortalecimiento de nuestras capacidades productivas e institucionales.

Y todo esto dentro de un marco de respeto al medioambiente, compromiso con la transparencia y alineación con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

En resumen…

El interés global por nuestras tierras raras no solo revela la riqueza de nuestro subsuelo, sino también la madurez con la que la República Dominicana está gestionando este momento. Con liderazgo, visión y diplomacia efectiva, estamos dando pasos firmes para convertir una oportunidad estratégica en un legado duradero de desarrollo.

Y si después de todo esto alguien sigue sin entender qué son las tierras raras, que al menos se quede con esta frase:

“La República Dominicana tiene lo que el mundo necesita. Y esta vez no es solo ron ni béisbol.”