En los últimos años, hemos experimentado importantes cambios a nivel regional y mundial, desde nuevas tecnologías hasta nuevas regulaciones y tendencias políticas. Estas transformaciones que estamos viviendo hoy estuvieron temporalmente en una especie de incubadora debido a la pandemia del covid-19, pero después de superar este desafío, explotaron ante nosotros, revelando un sin número de problemáticas que pensábamos solucionadas u olvidadas. Entre ellas, queremos destacar tres que consideramos las más importantes para enfrentar los desafíos que nuestro país enfrenta.
Falta de creación y adaptación a nuevas tecnologías (La nueva brecha digital generada por la IA).
La inteligencia artificial no es algo nuevo, de hecho, llevamos años interactuando con nuevas tecnologías que en cuestión de semanas parecen quedar obsoletas. Sin embargo, en la República Dominicana, la IA ha tardado en incorporarse a la vida cotidiana de todos nosotros. Esto se debe, en gran medida, a la falta de infraestructura pública y de conocimiento en el uso de las nuevas tecnologías de la cuarta generación o revolución industrial.
A muchos nos han querido vender la idea de que la IA viene a reemplazar la mano de obra humana, y que forma parte de una nueva tendencia o conspiración más allá de la imaginación de las obras literarias de Stephen King. Sin embargo, a nivel mundial, el consenso sobre el uso de estas tecnologías está en proceso y muchas empresas generadoras de esta tecnología han acordado implementarla de manera gradual.
En el plano local, la pregunta que deberíamos hacernos es: ¿Quiénes están preparados para utilizar y trabajar con estas nuevas herramientas? Sorprendentemente, solo un pequeño porcentaje de nuestra población cuenta con las habilidades necesarias para comprender el uso adecuado de estas herramientas, que van más allá del simple manejo de redes sociales o la creación de contenido en internet para obtener tráfico. Estas nuevas tecnologías vienen a reemplazar empleos que ya estaban obsoletos y, en el peor de los casos, obligarán a las nuevas generaciones a supervisar procesos automatizados que serían imposibles de llevar a cabo solo con nuestra capacidad cerebral.
Es hora de enfrentar este nuevo paradigma social, que muchos ven con cierta desconfianza, mediante la generación de nuevos programas educativos que se implementen desde las primeras etapas de la educación. De esta manera, gran parte de la población podrá acceder, utilizar y mejorar nuestra sociedad. La inteligencia artificial no viene a sustituirnos, sino a hacernos más eficientes en el ámbito laboral y a evolucionar hacia una sociedad de datos compartidos. Es momento de despertar.
Despenalización del consumo de cannabis y su uso agroindustrial en la región.
Otro gran paradigma que incomoda a las autoridades locales y a varios grupos sociales es la tendencia mundial hacia la legalización del consumo de cannabis con fines medicinales y
recreativos. Solamente República Dominicana, Haití, Venezuela y los Estados Unidos (a nivel federal) no se encuentran dentro de esta tendencia.
En el ámbito local, esta tendencia ha aumentado los niveles de incautaciones de drogas en el país y, sin querer ser pesimistas, esta situación se triplicará. Hasta el momento, se ha generado una especie de histeria colectiva en los países que han implementado esta nueva política, como una forma de perpetuar el mito de que “la guerra contra las drogas” la vamos a ganar.
Es importante considerar que la proporcionalidad de una pena privativa de libertad, que busca reinsertar a un ser humano con una conducta socialmente incorrecta, ha cambiado para bien en los organismos internacionales que generan las pautas a seguir. Los resultados obtenidos en Uruguay o en Europa son más que suficientes para entender que las adicciones no se tratan en las cárceles, sino que se abordan desde la educación preventiva y mediante centros especializados en la mejora de la salud mental de nuestra población.
Es momento de poner fin a la persecución y encarcelamiento de personas por el uso de marihuana y brindar un trato más humano a nuestros enfermos. No podemos quedarnos desprevenidos ante la llegada de sustancias con las cuales no estamos preparados para lidiar. ¿No hemos escuchado hablar del fentanilo o el krokodile? Al parecer, insistimos en mantener una vieja política pública que está a punto de colapsar.
Crisis de liderazgo político (Una vieja generación que se niega a morir y una nueva que se niega a nacer).
El último de los tópicos surge de una conferencia que se llevó a cabo en el país hace menos de un mes, en la que nos visitó el coronel Pedro Baños, famoso autor de libros de geopolítica en habla hispana, y se presentó el libro “La encrucijada mundial”. Sin entrar en detalles sobre esta espectacular actividad celebrada en FUNGLODE y Unicaribe, el autor comentó sobre la crisis de liderazgo que se presenta a nivel mundial y compartió algunas de las soluciones que tiene en mente para combatirla, destacando la necesidad de tener líderes más humildes.
Al analizar la razón por la que esta crisis nos afecta a nivel local, nos encontramos con una frase que marcará un antes y un después en la política dominicana: tenemos “una vieja generación que se niega a morir de brazos cruzados y una nueva generación que se niega a dar sus primeros pasos para nacer”.
Es innegable que las figuras políticas de nuestro país se repiten hasta agotar existencia y que las nuevas caras que nos prometieron una solución “exprés” han quedado en deuda, más allá de la crisis global y de la pandemia con la que recibieron su gestión gubernamental. La falta de humildad en la nueva generación de gobernantes nos hace cuestionar si fue una buena idea entregarles el mando antes de tiempo.
Por otro lado, nos enfrentamos a la grave situación de que la nueva generación de votantes que va en aumento no tiene un marco de referencia actualizado sobre las luchas sociales históricas que se han llevado a cabo para obtener las libertades sociales que hoy en día se dan por sentadas. Sumado
a los paradigmas anteriores, esto nos hace pensar si es posible que en algún momento se revele el panorama político ideal para resolver los desafíos planteados anteriormente.
La polarización de algunos líderes jóvenes y de otras figuras políticas en debates ideológicos eternos solo ha servido para agudizar más una crisis que, sin consenso entre las partes, amenaza con generar una crisis de ingobernabilidad política y social sin precedentes en la historia dominicana. Además, los ejemplos cercanos parecen no tener efecto a la hora de despertar conciencias.
Es hora de plantear una solución honesta y sentarnos todos en una mesa de diálogo nacional, como se hizo en el año 1998, para consensuar hacia dónde queremos dirigirnos como nación, teniendo en cuenta los nuevos desafíos que se nos presentan en el futuro y de los cuales nadie habla de manera popular, como la crisis del agua que ya está surgiendo en Uruguay o la crisis de ingobernabilidad que enfrenta nuestra hermana nación de Haití, por mencionar algunos ejemplos.
No podemos perder la esperanza de que surjan nuevas figuras con un liderazgo más sincero y enfocado en buscar soluciones para todos, no solo para su grupo político o de amistad. Menos publicidad en redes y más acción social. Al menos, eso es lo que se vislumbra en este nuevo torneo electoral que se presenta para 2024, y esperamos que no se repita la misma historia de siempre, donde la emoción prima por encima de la razón y entregamos a una sola facción política el control absoluto del Estado.
Sin duda, los temas presentados pueden parecer desalentadores para algunos, pero debemos entender que hay una luz al final del túnel, o como dice la famosa frase de una película: “la noche es más oscura justo antes del amanecer”. Es momento de entender que en materia política o de liderazgo no hay salvadores. Nuestras democracias como modelos de gobernabilidad no se cuidan solas, y si otorgamos un poder absoluto al Leviatán, lo único que nos espera es ver si este muere siendo un héroe o vive lo suficiente para volverse un villano. Para muestra un botón, y como ejemplo reciente tenemos a nuestra hermana nación, El Salvador.
Licenciado en Derecho por la Universidad Pontificia Católica Madre y Maestra (PUCMM).
Máster en Derecho Administrativo y de la Regulación Económica en la Universidad Pontificia Católica Madre y Maestra (PUCMM).
GCL 2021 de la Universidad Georgetown.
Programa de Alto Potencial Directivo (PAP) BARNA Management School.
Presidente de la ASFL CannaRed.
Socio Fundador de LexTech Consultoría Legal Estratégica.
Coordinador del Programa “Seguridad y Defensa Hoy” transmitido en Radio Funglode.