Santo Domingo.- La tecnificación del sector agrícola ha ido evolucionando a medida que la industria sigue modernizándose. Cada vez es más importante que los productores de alimentos y los gestores tecnológicos estén al día. En el caso de República Dominicana, un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) señala que la inversión en Investigación y Desarrollo (IyD) agropecuario ha estado estancada durante la última década (en términos ajustados por la inflación).
Refiere que, comparado con el producto interno bruto (PIB) agrícola ha habido una caída constante en los niveles de inversión. Y es que en 2020 se gastó solo el 0.18% del PIB agrícola en I&D agrícola, lo que representa uno de los niveles más bajos de América Latina y el Caribe.
El encargado del departamento de medio ambiente y recursos naturales del Consejo Nacional de Investigaciones Agropecuarias y Forestales (Coniaf), José Antonio Noba, coincide en que se destina poco presupuesto para la presentación de propuestas de investigación en la transferencia de tecnologías. “Necesitamos, al igual que los países desarrollados, un presupuesto decente”, declara.
Indicadores del Banco Mundial aseguran que en 1991 el 44% de los humanos se dedicaba a esta actividad; sin embargo, para 2021 el porcentaje cayó en un 27%. A esto se le suma que, debido a los bajos salarios y la dureza del trabajo, menos jóvenes se interesan en el sector. Por este motivo los productores requieren más de herramientas tecnológicas que suplan la mano de obra faltante.
Adopción de tecnología
El agrónomo Arismendy Rodríguez, del Centro para el Desarrollo Agropecuario y Forestal (Cedaf), indica que los avances tecnológicos en el país están “rezagados”, debido a los pocos recursos que se destinan a la investigación, lo que impide que el país esté en la capacidad de producir la cantidad de rubros que demanda la población.
Señala que los invernaderos (producción mediante ambiente controlado) llegaron apenas en el 2000, pero en otras partes del mundo “hace mucho” que ya se utilizaban. También, hace referencia al riego por goteo, que igualmente solo tiene unos pocos años utilizándose de manera extensiva por los medianos y pequeños productores.
En ese sentido, Rodríguez declara que una buena producción depende de prácticas eficientes y el uso inteligente de la tecnología. Explica que “pocos productores” se preocupan por estos aspectos. “La mayoría aun utiliza el riego por gravedad, cuando es así más del 75% del agua se desperdicia porque se usa de manera arcaica”.
Por esto, considera que el Estado debería destinar un 1% del PIB a la investigación agrícola y con esto incentivar a los técnicos para que haya menos pérdidas.
Con respecto a la uso de las tecnologías, Rodríguez y el productor de arroz Oliverio Espaillat coincidieron por separado en que hay dificultad para acceder a las tecnologías, debido a que el 80% de los productores son pequeños, esto quiere decir que tienen entre 15 a 30 tareas y no tiene el presupuesto para comprar o arredrar equipos.
Cultivo de arroz
Oliverio quien tiene más de 20 años implementando tecnologías en sus cultivos, declara que los métodos modernos han sido su mejor aliado para la aplicación de fitosanitarios y la recolección del grano. No obstante, entiende que se podría avanzar más.
Expone que la tecnología mecánica en el campo unida a la tecnología genética proporciona rendimientos altos y arroz de calidad, mientras que la primera disminuye los costos de producción y facilita las labores, por lo que considera que se debe hacer una combinación de ambos para ser más competitivos en el mercado por los retos que les esperan más adelante.
“El Banco Agrícola ha jugado su rol en la parte financiera, la banca privada también participa, pero de forma más tímida”, expresa.
Otro problema que enfrenta el sector es la poca mano de obra, revela que los trabajos que se hacían ahora se dificultan porque la mano de obra extranjera resulta costosa.
Género e información
El BID refiere que en 2020, un tercio de los investigadores agropecuarios dominicanos eran mujeres, frente al 24% en 2012. Este promedio nacional oculta una variación considerable entre las agencias. Si bien la Universidad ISA logró equilibrio de género, organismos como la UASD y el IDIAF aún tienen un largo camino por recorrer.
Además, refiere que en comparación con muchos de sus colegas en todo el mundo, los investigadores agropecuarios de República Dominicana difunden menos informacion en publicaciones revisadas por pares.
Los investigadores del Instituto Dominicano de Investigaciones Agropecuarias y Forestales (IDIAF) trabajan principalmente en la liberación de tecnologías y variedades que beneficien directamente a los agricultores. Y es que, durante el periodo 2017–2020, su número promedio de publicaciones revisadas por pares (artículos de revistas, libros y capítulos de libros) por investigador por año totalizó apenas los 0.11.
Aunque las agencias de educación superior agrícola del país produjeron alrededor de tres veces más publicaciones revisadas por pares por año que el IDIAF, su registro de publicaciones aún es muy bajo en comparación con muchas universidades de América Latina y el Caribe.